FAUNA URBANA: LA PALOMA DOMÉSTICA

Desde el punto de vista de un ecólogo, una ciudad no es otra cosa que otro tipo de hábitat más, caracterizado por una serie de elementos artificiales que componen el paisaje urbano. Para nosotros, usuarios de las ciudades, las zonas urbanizadas están compuestas por edificios, calles asfaltadas, comercios, tiendas de alimentación, zonas recreativas con césped y algunos árboles.

No obstante, desde la perspectiva de otras especies, una ciudad es un entorno que ofrece una serie de ventajas para vivir. Lo que para nosotros son sólo edificios, para otras especies son algo parecido a un cortado natural o un acantilado, ofreciendo puntos seguros de descanso o atalayas para cazar al acecho. Nuestras áreas recreativas, con grandes extensiones de césped intensivo, son algo parecido a las praderas o pastos naturales. Las fuentes que decoran nuestras rotondas y jardines, son lugares de baño y bebederos para multitud de especies. También las zonas con riego artificial suelen ofrecer una posibilidad para beber, ya que muchas tienen pequeñas fugas que ofrecen un poco de agua a las aves de la ciudad . El arbolado, a pesar de ser muy joven en la mayoría de los casos, proporcionan refugio, alimento, lugar de cría y lugares para la hibernación. Y por último, nuestros desperdicios, son una fuente de alimentos para algunas especies, y en especial, para las más generalistas y menos exigentes.

Este es el caso de las palomas domésticas. En un principio, estas aves se restringían a las zonas rurales donde se criaban como una ganadería más, en lugares especialmente destinados a ello, como los palomares. En la actualidad, sin embargo, esta especie ha seguido al ser humano hasta las ciudades y ha colonizado con éxito este nuevo hábitat. En las ciudades, he encontrado lugares aptos para la cría, como por ejemplo: aleros de tejados, balcones, alféizares de ventanas, maceteros en desuso, etc. También ha sabido aprovechar los recursos alimenticios de las áreas recreativas, como las resiembras de césped, nuestros restos de comida, los campos de cereal periféricos, la comida de nuestras mascotas o los comederos de aves. Además, a estas fuentes de alimentación hay que añadir la alimentación deliberada por parte de algunos particulares. Así, a pesar de tratarse de una especie granívora y frugívora ocasional, que tendría ciertas dificultades en encontrar comida suficiente en un entorno urbano, les hemos proporcionado multitud de fuentes de alimentación alternativas para que puedan desarrollarse cómodamente.

Una de las principales consecuencias de esta abundancia de alimento, es el incremento de la cría. Esta mayor productividad, se expresa, tanto en número de puestas al año, como en una mejor condición corporal de los pollos al abandonar el nido. Esto a su vez, se traduce en una mayor supervivencia y reclutamiento a la población reproductora y, en definitiva, un aumento en sus poblaciones.

Es frecuente que se coloquen elementos que impidan el acceso de las palomas a los bordes de tejados y edificios de valor histórico o cultural. Rejas, mallas metálicas, bandas de pinchos y otros elementos, mantienen a las palomas alejadas de ciertos lugares, siempre y cuando la instalación sea correcta y se haga un mantenimiento regular. De otra manera, estas medidas no consiguen cumplir con sus funciones, tal y como se esperaría de ellas.

Si a todo esto le añadimos una ausencia generalizada de sus depredadores naturales en las ciudades, nos encontramos con una comunidad de aves, cuya única limitación, es la disponibilidad de alimento.

Estos depredadores de palomas, como pueden ser los halcones peregrinos, azores, águilas calzadas o águilas reales, son difíciles de encontrar en medios urbanos. La falta de lugares aptos para la cría, el ruido y la presencia humana, son factores que afectan negativamente a estas rapaces. Para intentar incentivar su presencia, algunas ciudades han desarrollado planes de cría de halcón peregrino en edificios y torres con altura suficiente, colocando cajas nido específicas para ellos. De esta manera, se busca la fijación de una pareja reproductora en un territorio que usarán como zona de caza.

No obstante, existe otra especie que, aunque no depreda directamente sobre las palomas, su mera presencia ya tiene un efecto disuasorio, evitando que las palomas críen en los lugares donde se establecen: las lechuzas comunes. Estas rapaces nocturnas eran habituales usuarias de campanarios, torreones y tejados con algún tipo de acceso al exterior. Por desgracia, su presencia dentro de los núcleos urbanos es cada vez más escasa. Esto se debe, en parte, a la pérdida de lugares para la cría, como consecuencia de las obras de rehabilitación, retejados y nuevas construcciones en general. A diferencia de los edificios antiguos, las nuevas construcciones impiden el acceso al interior, volviéndose herméticas a la fauna urbana que antes las habitaba.  Sin embargo, la instalación de cajas nido una vez terminada la obra o incluso la incorporación de estas mismas cajas durante la obra, compensarían la pérdida de lugares para la cría, evitando así la pérdida de biodiversidad.

Así pues, mediante la colocación de cajas nido para lechuzas en lugares aptos para ellas, como muchos campanarios, se reduciría la presencia de las palomas domésticas, al mismo tiempo que se favorece a una especie en declive.

Desde ATERPEAK, animamos a particulares y entidades a contribuir a la conservación de la biodiversidad urbana, mediante la incorporación de cajas nido u otros tipos de refugio, en aquellos lugares que se hayan podido ver negativamente afectados tras la realización de obras, construcciones o remodelaciones.